sábado, 23 de marzo de 2013

Danger - Capitulo 10


“Who said this was a date?” – “¿Quién dijo que esto era una cita?”


Finalmente, después de lo que parecieron horas, el coche se detuvo una vez que se estaciono en una plaza de aparcamiento. Mirando por la ventana, las palabras luminosas de  “Perry’s Palace” me hicieron sonreír a pesar de que los rayos de sol fluían por todas partes.

¿Como fue eso posible? No tenía ni idea.

Desabroche el cinturón de seguridad de mi cuerpo, volví a mirar a Justin. Fruncí las cejas juntas por la confusión.

¿Nos vamos a ir o que?

Sintiendo mis ojos sobre él, se volvió a mirarme. “¿Qué?.” Dijo en voz alta, y creo que por fin queda confirmado que es un bi-polar…

Luché contra la urgencia de rodar los ojos. “¿Vamos o no?” Murmuré. Si yo pudiera darle un puñetazo libremente sin tener que pagar las consecuencias después, lo haría.

“Si,” El se agachó hacia abajo, tirando de la llave del coche y la metió en su bolsillo para abrir la puerta, el cigarrillo que había estado fumando colgaba de un lado de su labio.

Con un suspiro, abrí la puerta, salir era un poco más difícil de lo que quería.

“Ten cuidado,” gruñó. “Ese coche cuesta mas de todo lo que tu tienes.”

Levanté una ceja para arriba. “Es bueno saberlo.” Murmuré sarcásticamente, hundiendo las manos en los bolsillos de mi suéter.

El me dirigió una mirada lateral. “Actitud”, advirtió el con un movimiento con su dedo en mi dirección.

Ahora rodé los ojos. “Lo que sea.” Aparte la vista.

Tomó el humo, arrojando el cigarrillo al suelo antes de que lo pisara con la suela de su zapato. Ladeando la cabeza a hacia un lado, hacia el comedor, empezó a caminar, esperando que lo siguiera detrás.

Yo lo hice, muy a mi pesar.

Una vez que llegamos al interior, comenzamos a caminar a la parte posterior del lugar cuando su cuerpo chocó con otro que causo que me golpeara con su espalda. Gemí, frotándome la frente.

“Qué coñ--“Empecé a maldecir cuando me detuve a mitad de camino, sintiendo que el ambiente se estaba poniendo algo tenso, al darme cuenta que un tío estaba delante de nosotros.

Era alto, aproximadamente unos pocos centímetros, más alto que Justin, si no era de la misma altura. Tenía el pelo negro y sus ojos eran verdes electrizantes. Unos que podrían hipnotizarte con solo mirarlos una sola vez. Tenía algo de músculo y un cu*lo para morirse.

Es embarazoso admitir esto, pero el suyo era incluso mejor que el mío.

Así que no es justo.

Apreté los labios hacia un lado, mirando entre él y Justin, al instante sentí la tensión.

“Danger”, El hombre dijo con una sonrisa. “Un gusto verte aquí, ¿eh?”

“Ahora no”. Justin habló con los dientes apretados, su voz baja y mortal, por un momento, podía haber jurado que vi un flash de la muerte en sus ojos.

Los pelos de mis brazos se erizaron rápidamente.

“¿Cuándo será el momento, amigo? ¿Cuando tengas a tus matones cubriéndote el cu*lo?” El enderezó su postura, su cuerpo lo presionó aún más a Justin, para verse más intimidante.

El se hubiera intimidado si Justin hubiera caminado aún mas, cerrando la brecha entre ellos, de sus ojos saltaban chispas y las venas de su cuello se notaban.

Justin fingió una sonrisa. “Tu y yo sabemos que podría hacer trizas con mis propias manos.” Bajo la voz hasta un susurro.

Se produjo un intercambio de palabras sin sentido antes de que el hombre se alejara y Justin me agarró del codo, caminando por el pasillo hacia un asiento para nosotros y nos sentamos los dos.

Saliendo de su agarre, me deslicé por el cuero acolchado de mi asiento frente a él. Una vez que se sentó frente a mi, me dí cuenta de cómo apretaba su mandíbula y sus nudillos estaban blancos en el momento en el que puso sus puños sobre la mesa.

“¿Quién era ese?” Susurre, sin querer ponerle de los nervios. Lo último que quería era que se enfada más de lo que ya estaba.

“Solo alguien con el que hice negocios.” EL respondió aturdido, sin entrar en ningún detalle.

Me mordí el labio, porque no quería decir nada más-

Alcé la vista a tiempo para ver a un trabajador que supuse que vendría a tomar nuestros pedidos, acercándose a nosotros. “Hola. ¿Puedo servirles algo?” Ella nos miró con los ojos grandes y una gran sonrisa en sus labios.

Yo le mostré una sonrisa suave a cambio. Ni siquiera tenía que mirar el menú, ya sabía lo que quería. “Voy a tomar alitas de pollo con patatas fritas, por favor.” Podía sentir mi estómago gruñir de hambre.

Justin se rió entre dientes, casi ahogándose con su saliva.

Le lancé una mirada rápida.

El rápidamente se calmó con una risita, girando su atención a al camarera. “Voy a tomar una hamburguesa con queso con una guarnición de papas fritas rizadas.” El la mató con su famosa amplia sonrisa.

Sonrojándose, ella se alejó.

Rodé mis ojos. “Mujeriego” . Murmuré.

“¿Qué fue eso?” Empujó su cabeza, poniéndose una mano en su oreja.

Arqueé una ceja, frunciendo los labios. “He dicho que eres un mujeriego.” Le lancé una falsa sonrisa. “¿Me oyes ahora?”

El se rió entre dientes. “¿Cómo que soy un mujeriego?”

“Porque no te vas a coquetear con la chica de la derecha en frente de tu cita! Eso es simplemente—“

“Espera, espera, espera shawty,” Justin piso las manos delante de el para que dejara de hablar.

Le dirigí una mirada de exasperación.

“¿Quién dijo que esto era una cita?” El me dirigió una mirada de lado, con una sonrisa curvada en sus labios.

Mis mejillas se calentaron al instante. “Bueno, tu, yo, pero—“gemí. “No importa.”

El simplemente se rió en voz baja, moviendo la cabeza.

¿Era posible odiar a alguien en solo un segundo?

¿No?

Bueno, creo que esto es un nuevo record, porque sentía como tenía ganas de golpear su rostro con mi puño.

Nos sentamos en silencio durante el resto destiempo que tardó la mesera en volver con la comida. Una vez que la pusieron en frente de nosotros, con un vaso de agua para cada uno de nosotros, ella se alejó.

Así es, vete de aquí, pe*rra. Murmuré en secreto en mi cabeza.

Agarrando una fritura, la metí en mi boca antes de tomar otra y luego otra, y antes de darme cuenta, ya estaba casi terminando con las papas.

Justin negó con la cabeza, una sonrisa de complicidad salió entre sus labios.

Suspiré, dejando caer una patata que había cogido. “¿Qué es tan gracioso ahora?”

Se rió de lo enojada que estaba poniéndome e incluso me moleste mas de lo que ya estaba.

“Eres tan molesto.” Me crucé de brazos contra mi pecho.

“Lo siento, no es justo… No puedo creer que hayas pedido papas fritas y alitas de pollo!”, Se rió. “Yo lo solía comer cuando tenía cinco años!” El irrumpió en un ataque de risa.

Esta bien, tío. No es tan gracioso. Yo simplemente rodé los ojos por enésima vez ese día.

Haciendo caso omiso de él, era la mejor opción en este momento.

Agarré otra papa frita, cuando vi que el también tenía papas fritas. “Eres un hipócrita!” Señalé con fuerza.

“¿Qué?” El me dio una mirada de confusión.

“Pediste papas fritas también!” Le señalé a su plato.

El negó con la cabeza. “Nah, estas son papas fritas rizadas. Por lo tanto muy diferente a las papas fritas normales.”

“¿Qué? No, no lo son! Se pueden formar de otra manera diferente, pero siguen siendo todavía papas fritas!”

Agitó una mano con desdén. “No para mi, no lo son.”

Simplemente me calmé antes de que la locura de este chico me consumiera. Lo último que necesitaba era ser arrestada por asesinato.

Mastiqué un trozo de pollo, y no fue hasta que bebí agua cuando me dí cuenta de que Justin apenas había tocado su comida.

“Hey,”

El me miró.

“¿No vas a comer?” Fruncí las cejas juntas, dando otro mordisco a mi fritura.

“No tengo hambre.”, Contestó monótonamente encogiendo sus hombros.

Los hombres y su falta de palabras: Una de las cosas más molestas.

“Entonces porque lo has pedido?” Le di una mirada de perplejidad.

Se lamió los labios. “Porque pensé que tenia hambre. Hey, ¿has acabado?”, Señaló mi plato.

Poco a poco le miré, hasta llegar a su dedo en mi plato después de mirarle de nuevo.

“Yo-“

“Bueno”, me interrumpió antes de pararse para buscar en el bolsillo de sus jeans, donde sacó su billetera. Agarró unos billetes y los metió debajo de mi vaso de agua. Me agarró de la muñeca, tirando de mí afuera del lugar.

Gemí. “¿Cuál es tu apuro, bro?” Le dirigí una mirada de incredulidad, pero el solo sacudió su cabeza, saliendo de la cafetería y se montó en su coche. “Tierra a Justin!” Le dije un poco más fuerte.

El levantó la cabeza para mirarme. “¿Qué?”

“No había terminado de comer allí.” Yo gemía como una niña de 5 años. Lo se, eso es vergonzoso, pero ¿Me podía culpar? No había comido desde, bueno, hacía mucho tiempo!.

“¿Y? Te conseguiré algo en el camino de regreso.” Se metió en su coche después de soltar mi muñeca.

Caí en el asiento del pasajero después de encontrar ese botón olvidado de dios en la puerta, la abrí, cerré a mi lado. “De vuelta ¿A dónde?”

“Siéntate y ponte el cinturón. No tengo tiempo para tus preguntas molestas de mi*erda.” Murmuró mientras encendía su coche sacándolo del lugar de estacionamiento.

Hice lo que me dijo, apoyando mi espalda contra el asiento de cuero. Estaba desesperada por preguntarle que quería decir con eso y que estaba haciendo, pero yo sabía que eso no me llevaría a ninguna parte, así que mantuve la boca cerrada – por una vez en mi vida.

Después de unos minutos, de giros y vueltas alrededor de los barrios, Justin finalmente condujo el coche a un alto.

Surcando las cejas, me asomé para ver que se había detenido frente a un viejo almacén.

No sabía si debería:
-Estar asustada.
-Correr lejos cuando tuviera la oportunidad.
-O esperar a ver que tenía el mundo planeado para mí.




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