“Can’t get comfortable?” – “¿No
puedes estar cómoda?”
Voy a la casa de un
asesino/ex-convicto. Wow, eso sería algo divertido para contarle a mis hijos
cuando sea mayor.
Suspiré, inquieta en
mi asiento. Mentiría si dijera que no estaba dejando que los nervios se
apoderaran de mí.
También mentiría si
dijera que no me daba vergüenza cada vez que mi cuerpo se frotaba con el cuero
del asiento, haciendo sonidos raros.
Danger se rió entre
dientes, “No puedes estar cómoda?”
El sonrió, dirigiendo
una mirada de reojo hacia mí, y rápidamente puso sus ojos en la carretera
delante de él.
Sentí el calor cubrir
mis mejillas. “No, solo…. Me aburre estar en el coche” Mentí, encogiéndome de
hombros, pareciendo que no me preocupaba mi situación.
El negó con la cabeza
“Lo que tu digas, shawty”
Rodé los ojos, en
muestra de desagrado. Este tío necesitaba ayuda.
“No hagas ese gesto
mas, pe*rra. Recuerda…” El me agarró del mentón con fuerza, haciendo que lo
mirara para enfrentarme a él. “Estas en mi coche.”
“Bien” El me empujó,
volviendo su mano hacia el volante.
Me mordí el labio,
obligándome a mi misma a no decir nada de lo que me pudiera arrepentir. En su
lugar, volví mi cabeza para mirar por la ventanilla del coche, sin desear nada
más que estar caliente en mi cama. Allí es donde tenía que haber estado, sana y
salva.
Habíamos conseguido
llegar a lo que supuse que era su casa, aparcamos el coche en una plaza de
garaje. No pude evitarlo, mi boca se abrió con asombro cuando la casa quedo a
la vista. Debo decir que estoy impresionada. Las vistas eran muy bonitas desde
el lugar donde estaba.
Volteé, esperé
pacientemente para ver que pasaba mientras incliné mi cabeza hacia atrás y
pensé en como sucedió todo y lo triste que mi vida se volvió.
Realmente no puedo decir
que estoy decepcionada. Quiero decir, yo lo veía venir. Solo que nunca pensé
que todo sucediera de esta manera.
Podía haber sido
testigo de muchas cosas esta noche –ver a alguien emborrachándose y vomitando
por todas partes, una chica desnudándose (esas cosas han ocurrido antes, no me
juzgues) caminar por la fiesta mientras una pareja estaba a punto de tener
sexo- Pero no, vi como alguien cometía un asesinato.
Cuanto más lo pienso,
mas creo que mi vida esta resultando ser una maldita telenovela.
Yo era la chica
tranquila, que hacía la tarea, escuchaba a mis padres, me aseguraba de que
tenía buenas notas y me hacía cargo de mi misma. No me he salido de control
cada vez que he salido, era una buena persona en general. Era tímida, rara, a
veces una bocazas…
Hice cosas buenas.
Nunca hice una sola cosa “mala”…. Hasta esta noche, cuando me escapé e iba a
ser la primera vez que hacía algo extremo, para luego conseguir meterme en
miles de problemas.
Ahora, aquí estaba
yo, en el coche de un asesino mientras el me llevaba a su casa.
Debí de haber dormido
por un tiempo, porque ni siquiera me di cuenta de que Danger había salido del
coche, hasta que la puerta de mi lado se abrió y casi me caigo.
Gemí.
El se rió entre
dientes, lo que me hizo gemir más fuerte. “No es tan divertido” Señalé mientras
saltaba de su Ranger Rover.
“Lo es para mi” El se
encogió de hombros antes de cerrar la puerta y caminar delante de mi.
Rodé los ojos
asegurándome de que el no se daba cuenta, le seguí por el camino detrás de él.
Lo último que necesitaba era perderme y Dios sabe que cosas me sucederían.
Ser tomada por un
asesino era suficiente, no quería hacer nada estúpido.
Moviendo mis pies en
el suelo, mientras el rebuscaba en los bolsillos de su jean las llaves de su
casa, me mordí el labio con curiosidad
por saber lo que me iba a pasar.
“¿Vas a venir o te
tengo que arrastrar hasta dentro?”
“¿Eh?” Solté de
repente, mientras le miraba con ojos curiosos.
El negó con la
cabeza. Agarró mi brazo, me llevó arrastras al interior de la casa antes de
cerrar la puerta detrás de nosotros. Volvió la cabeza para mirarme “Sígueme”
Asintió mientras el subía las escaleras.
Asentí con la cabeza.
Subiendo por las
escaleras, mordí mi labio inferior, manteniendo los ojos sin mirar a nada a mí
alrededor, con cuidado para no llamar la atención de cualquier persona que
pudiera estar aquí a estas horas.
De todos modos… que
hora era?
“¿Qué hora es?” Dije
de repente, sin controlarlo, me salió solo. Algo que constantemente me pasaba
en situaciones como estas. Siempre me las arreglo para decir mis pensamientos
en alto.
“Queda un cuarto para
las dos, ¿Porqué?” Él caminó a una habitación, que supongo era la de él.
Mis ojos casi se
salían de sus órbitas cuando la realidad me golpeó. Suplicaba ir a casa. Es
decir, si llegaba a casa esta noche. “No hay ninguna razón” Suspiré.
Se encogió de hombros
descuidadamente, entró a la habitación y cerró un poco la puerta detrás de
nosotros.
En ese momento me
tomé algo de tiempo para mirar a mí alrededor. Era enorme. Tenía una cama de
tamaño muy grande con sábanas de color Burdeos, un edredón encima diseñado con
encaje negro. Las paredes eran de un color oscuro que agobiaba, eran de un
color cereza o marrón. Estaba totalmente asombrada.
“¿Te gusta?” Sonrió,
a la vez que arqueaba sus cejas.
Me mordí el interior
de la mejilla antes de asentir. “Esto es como…. Tres veces el tamaño de mi
habitación!”
El se rió entre
dientes. “Bueno, no te acomodes. Vas a irte muy pronto. Solo tengo que arreglar
un par de cosas y estarás lista para marcharte”.
Asentí con la cabeza,
todavía mirando la habitación en la que estaba.
De repente, la puerta
de su habitación se abrió revelando a una chica, alrededor del mismo tamaño que
yo, con el pelo negro oscuro que le caía en rizos sobre sus sensuales hombros,
sus ojos eran azules del color del océano.
Yo estaba totalmente
congelada, en estado de shock.
Ella era hermosa-
Cuando sus ojos se
posaron en mi, su rostro reflejaba horror y repugnancia. Me encogí.
“¿Que esta haciendo
ella aquí?” Escupió ella, su voz chorreaba veneno, sus iris azules eran como si
me estuvieran haciendo agujeros en los míos.
Traté de mirar hacia
otro lado, pero había algo en ella que hacía que mantuviera mis ojos clavados
en ella.
Danger se volvió, sus
ojos cada vez daban más miedo. “No empieces” Esas palabras enviaron escalofríos
por mi espina dorsal.
Burlona, sacudió el
pelo detrás de su hombro, mirándome a mí antes de volver su mirada hacia él, me
hecho un vistazo por última vez mientras rodó los ojos. Dándome una última
mirada que desprendía asco, se dio la vuelta sobre sus tacones de aguja de
Louis Vutton, y salió de la habitación.
Tragué saliva con
dificultad. “¿Qué fue todo eso?” Logré decir en forma de pregunta.
Sus ojos no se
apartaban de la puerta por la que ella (quien fuera esa mujer) se había
largado. “No te preocupes por eso”. Gruñó, me empujó un poco alejándome y el
salió de la habitación, dejándome sola preguntándome que había pasado y si
tenía alguna culpa en lo que acababa de ocurrir.
Por lo que he
aprendido en el pasado: Cuando la gente dice “No te preocupes por eso” lo que
deberías de hacer es preocuparte.
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